La eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre
Oración de Moisés, varón de Dios.
De generación en generación.
Y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Y dices: Convertíos, hijos de los hombres.
Son como el día de ayer, que pasó,
Y como una de las vigilias de la noche.
Como la hierba que crece en la mañana.
A la tarde es cortada, y se seca.
Y con tu ira somos turbados.
Nuestros yerros a la luz de tu rostro.
Acabamos nuestros años como un pensamiento.
Y si en los más robustos son ochenta años,
Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo,
Porque pronto pasan, y volamos.
Y tu indignación según que debes ser temido?
Que traigamos al corazón sabiduría.
Y aplácate para con tus siervos.
Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
Y los años en que vimos el mal.
Y tu gloria sobre sus hijos.
Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros;
Sí, la obra de nuestras manos confirma.
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