CONFIANZA
«Confiad en el Señor perpetuamente» (IS 26:4). Confianza es descansar en las promesas de Dios en contraposición a toda duda o temor. Dios es nuestro defensor y guía, nuestro renovador, quien nos levanta cuando caemos, quien ordena a nuestro favor todo el entramado de su providencia (Ro 8:28). Es también el que nos santifica y usa para su gloria, el que «realiza nuestras obras» (Is 26:12). Así lo entendía Pablo cuando, refiriéndose a los admirables logros de su apostolado misionero, decía: «Por la gracia de Dios, soy lo que soy; y su gracia para conmigo no ha sido estéril, ... he trabajado más que todos; pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo» (1 Co. 15:10). Y todas esas acciones de Dios prosiguen «perpetuamente», pues él es «la Roca de los siglos», soberano, todopoderoso y fiel a su pueblo desde la eternidad y hasta la eternidad.
PENSAMIENTO CENTRADO EN ÉL
Concluyo con el texto de un bello poema anónimo que recibí hace unos meses de una editorial religiosa:
ve delante de nosotros
para guiarnos,
ve detrás de nosotros
para impulsarnos,
ve debajo de nosotros para levantarnos,
ve sobre nosotros
para bendecirnos,
ve alrededor de nosotros
para protegernos,
ve dentro de nosotros
para que,
en cuerpo y alma,
te sirvamos
para gloria de tu nombre.
José M. Martínez
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