En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la TV, por todas partes no se habla de otras cosas sino de lo poco que falta para que llegue navidad.
Es agradable saber que, al menos, un día al año algunas personas piensan un poco en mi.
Recuerdo el año pasado. Al llegar este día, hicieron una gran fiesta en mi honor, pero, ¿sabes una cosa?. Ni siquiera me invitaron.
La verdad, no me sorprendí porque en los últimos años me cierran la puerta. Como no me invitaron se me ocurrió entrar de incógnito, discretamente me quede en un rincón.
Estaban todos bebiendo, había algunos ya borrachos, contando chistes, carcajeándose; la estaban pasando en grande, para colmo llego un hombre vestido de rojo, de barba blanca y gritando jo, jo, jo,” parecía que había bebido de más se dejo caer pesadamente en un sillón y todos los niños corriendo hacia el saludándolo y luego lo abrazaron, ¡como si la fiesta fuera en su honor! llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse;
Tal vez creas que nunca lloro, pero esa noche lloré, me sentía destruido, como un ser abandonado, triste y olvidado.
¿Sabes que hay países en los que se esta prohibido poner nacimientos?
Hasta se considera ilegal.
Una vez alguien dijo: como te voy a regalar algo si a ti nunca te veo.
Ya te imaginaras lo que le dije: regala comida, ropa y ayuda a los pobres, visita a los enfermos y a los que están solos y lo contare como si lo hubieras hecho por mí.
Voy a contarte un secreto: he pensado que como nadie me invita a su fiesta.
He decidido hacer mi propia fiesta, grandiosa como la que jamás nadie hubiera imaginado, una fiesta espectacular con grandes personalidades como Abraham, Moisés, El Rey David y otros.
En esta fiesta solo habrá invitados con previa reservación y se quedara afuera quien no haya contestado mi invitación.
Prepárate, porque cuando todo este listo, daré la gran sorpresa.
Nos vemos pronto.
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